Una refrescante tarta de queso y fresas en varias capas con fresas frescas en la parte superior, que no necesita horno. La única pega de esta tarta es que tenemos que esperar unas horas en la nevera para que la mousse tenga consistencia antes de desmoldar y servir.
La tarta está formada por las siguientes capas, comenzando por la inferior:
Base de galleta triturada con mantequilla, que ya hemos utilizado en otras recetas,
a continuación capas de mousse de queso con mermelada casera de fresas, cada una de las 4 capas está coloreada con colorante en gel rosa. Y en su interior hemos incluidos fresas naturales enteras,
y por último para la decoración trozos de fresas frescas a la que hemos dado una capa de cobertura transparente para que tenga un aspecto brillante.
Se ha utilizado un aro redondo y acetato, aunque también se puede utilizar un molde desmoldable. En primer lugar hemos incorporado la base de galleta, una vez fría, se realiza la mousse y se divide en cuatro partes: la primera sin colorante y el resto con una intensidad más fuerte de colorante en gel rosa. Cada vez que incorporamos una capa hemos tenido que esperar para que en la nevera adquiera consistencia. Y por ultimo la decoración de fresas naturales.
Como resultado, una tarta muy colorida con un sabor espectacular.
